2.4.2. Jerarquía de las cabeceras municipales. Las cabeceras municipales se pueden jerarquizar según su tamaño poblacional, sus patrones de distribución espacial y sus relaciones funcionales, incluyendo el rol político administrativo. En este Atlas las áreas urbanas se agrupan según rangos de tamaño de su población.
Las cuatro principales ciudades del país tienen influencia en áreas regionales y determinan dinámicas en el interior de ellas. La primacía de Bogotá, D. C., y la brecha que tiene respecto a las ciudades que le siguen, la ubican en una posición desde la cual define dinámicas espaciales de orden nacional, concentración industrial, la consolidación como sede del sistema financiero, el centro desde el que se comanda y coordina la mayor parte de inversiones extranjeras en los sectores de las telecomunicaciones, la minería y los servicios especializados, así como los circuitos inferiores más dinámicos, entre otros.
Las cabeceras entre 15.000 y menos de 100.000 habitantes son 172, entre las cuales hay algunas capitales departamentales de la Orinoquia y la Amazonia, como Yopal, Leticia, Mocoa, Mitú, Puerto Carreño y Puerto Inírida.
Dentro de las cabeceras pequeñas o menores a 15.000 habitantes, 372 son menores de 2.500 habitantes y, de ellas, 134 no superan los mil habitantes.
En el caso colombiano, existe una multiplicidad de centros urbanos distribuidos sobre el territorio nacional que se articulan unos con otros. Ello configura una estructura socioespacial, alrededor de la cual se definen áreas geográficas, regiones o entidades territoriales, fundamentadas en diferentes criterios o intereses.
Estos centros urbanos articulados, reconocidos como ciudades intermedias y pequeñas, diversificadas económicamente, con actividad predominante en los sectores secundarios y terciarios, son los que constituyen los sistemas urbano-regionales del país.
La consolidación del sistema urbano regional obedece, además del interés de las relaciones socioeconómicas, a factores determinantes del sistema de transporte y de comunicaciones (tal como se describió en el apartado de urbanización del capítulo 1), así como a la existencia de un ambiente propicio para el desarrollo del sector terciario (empresas de servicios, del sector financiero y de comercio).
El territorio colombiano predominantemente rural de comienzos del siglo pasado, caracterizado por poblados y ciudades pequeñas, de baja densidad, aisladas por la falta de infraestructura vial e inexistencia de comunicaciones, se ha venido transformando con el desarrollo de la urbanización, el desarrollo progresivo de redes de comunicación y transporte, la consolidación de un mercado nacional y la interacción creciente de todas las regiones del país.
En un primer rango de sistemas urbanos del país, las actividades económicas, localizadas en los principales centros urbanos y nucleadas en la zona central del país, establecieron vínculos entre las principales ciudades del país, Bogotá, D. C., Medellín y Cali. Con el tiempo, estas ampliaron sus áreas de influencia, conformando una red de relaciones sociales y económicas que abrieron paso a la transición de un país rural a uno predominantemente urbano.
En un segundo rango, después de las ciudades más dinámicas, aparecen la mayoría de las capitales departamentales que tienen jurisdicción sobre territorios muy diversos en términos de centros urbanos de categoría inferior, diversidad biogeográfica, complejidad económica, infraestructura y relaciones funcionales en el interior de las regiones que encabezan.
Mapa 2.17. Jerarquía de las áreas urbanas o cabeceras municipales,
según tamaño de población
2005
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